Tras el COVID-19, la medicina tendrá que abordar múltiples desafíos en el tratamiento de la salud de las personas.
Debido al miedo al contagio que provocó la pandemia, un importante número de pacientes dejó de asistir a los recintos asistenciales para continuar sus tratamientos durante el período más álgido de la crisis sanitaria. Un análisis hecho por IMED en Chile reveló que solo entre marzo y junio de 2020, las consultas médicas tuvieron una caída de hasta un 74%, mientras que los exámenes cayeron en hasta 78%.
Dejar de atender una enfermedad base, además de empeorar el cuadro inicial, deriva en un aumento de la demanda de tratamientos de urgencia a largo plazo. El Departamento de Estadísticas de Información de Salud de Chile, DEIS, identificó que las atenciones de urgencia por infarto agudo de miocardio aumentaron de 4,8% en 2019 a 5,2% para fines de 2020; los accidentes vasculares encefálicos crecieron de 10,9% a 11,1%, mientras que las consultas por crisis hipertensiva subieron de 31,1% a 32,6%, también en el mismo período.
Estos datos resultan preocupantes, sobre todo si se considera que hasta 2019, un año antes de la crisis sanitaria, las cardiopatías y enfermedades cardiovasculares se encontraban dentro de las 10 principales causas de muerte en el mundo según la OMS.
Sin duda que es responsabilidad de toda la sociedad fomentar el tratamiento de estos cuadros, pero los avances en la medicina de precisión pueden jugar un rol clave.
Actualmente existen dispositivos con tecnología robótica de última generación, que incluso son capaces de permitir la instalación de dispositivos con una precisión de 1 mm, dentro del sistema vascular, mejorando los resultados de este tipo de intervenciones.
Los beneficios son muchos: por un lado, hacen más eficiente el trabajo de los equipos médicos, ya que al estar apoyados por esta innovación, pueden obtener mejores índices en el tiempo de intervención, reduciendo las listas de espera.
Pero también la precisión en medicina evita que las personas deban someterse a múltiples intervenciones, lo cual impacta positivamente en los costos asociados a una nueva operación, reduciendo los niveles de radiación a los que están expuestos y los períodos de recuperación. De esta manera, el mayor impacto se refleja directamente en la experiencia del paciente y por ende, en su calidad de vida.
El mundo actual requiere que la medicina tenga respuestas inmediatas. Adelantos como la tecnología robótica y mayor precisión, son herramientas eficaces para que la industria de la salud pueda sortear los desafíos que los nuevos escenarios en salud nos imponen, mientras avanzamos en controlar la actual pandemia.
Ekaterina Podnebesnova
Managing director Argentina, Chile y Uruguay Siemens Healthineers