El Tribunal Oral de Rancagua determinó que, el entonces menor de 17 años, actuó sin la intención de matar sino con el afán de defender a su madre de las agresiones físicas propinadas por su marido.
Los hechos se remontan al 19 de agosto del año 2020, cerca de las 20:30 horas cuando Carabineros de Peumo recibe una llamada dando cuenta que un hombre de 48 años tenía una lesión en su cabeza producto de un golpe con un elemento contundente.
Todos los organismos de emergencia concurrieron esa noche a la casa de esta familia cuyo hijo mayor había golpeado con un martillo la cabeza de su padre. El joven fue detenido por Carabineros a la espera de pasar a control de detención al día siguiente. Fue en el tribunal donde se conocieron más antecedentes de las relaciones familiares.
La Defensora Juvenil, Claudia Ojeda, tomó la causa y al conversar con el imputado y su madre, se enteró que eran víctimas por más de 20 años de violencia intrafamiliar en todas sus formas, por lo que habían decidido dejar al padre e irse a vivir solos. El hombre al enterarse, enfrentó violentamente al hijo mayor por lo que la mujer intercedió. Acto seguido, el padre de familia condujo a su esposa al dormitorio donde siguió agrediéndola. El joven a ver a su madre de rodillas, llorando y tomada por su agresor de las sus muñecas tomó un martillo del patio y entró a la pieza para defender a su mamá, golpeando al padre en la cabeza.
En la formalización la Fiscalía imputó el delito de parricidio frustrado. Fue en el juicio oral en el que el Tribunal consideró que el imputado había actuado justificadamente, dado que se acreditó que concurrían todos los requisitos de la legítima defensa de parientes, en este caso su madre, por lo que finalmente se terminó absolviendo al acusado, acogiendo en su totalidad la teoría del caso que les presentó la defensora, Claudia Ojeda.
Por: Fernando Ávila F para el Rancaguino