Un tercio de los incendios en Chile son intencionales, mientras el 64% son causados de forma accidental o negligente.
Dos detenidos, un bombero de Valparaíso y un brigadista de Conaf, son señalados como el autor material e intelectual, respectivamente, del megaincendio que afectó en febrero a Viña del Mar y Quilpué. Esta catástrofe dejó una estela de devastación con 137 muertos, 4.500 viviendas quemadas, más de 12 mil damnificados y casi 9 mil hectáreas arrasadas por las llamas. Las detenciones de estos individuos marcan un punto de partida en la búsqueda de respuestas sobre las causas detrás de esta tragedia en particular, pero también plantean la interrogante sobre qué motiva a algunas personas a provocar un incendio.
Según explica la psicóloga forense y coordinadora de Vinculación con el Medio de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins (UOH), Paulina Rasso, la piromanía es un trastorno que pertenece a un grupo denominado trastornos disruptivos del control de impulsos y de la conducta. “Estos trastornos se caracterizan por generar comportamientos que violan los derechos de los demás o las normas sociales, llevando a conflictos significativos con la ley, las normas y la autoridad”.
En el caso específico de la piromanía, este trastorno consiste en provocar incendios de manera intencionada y reiterada. Las personas que padecen piromanía experimentan una tensión o placer al generar el fuego, y este acto les provoca excitación, gratificación o alivio. Es importante distinguir la piromanía de aquellos incendios que tienen un propósito instrumental, como obtener un beneficio económico, venganza o la expresión de la ira. En la piromanía, la persona tiene una motivación interna de generar el fuego que no se satisface hasta que se produce el incendio.
Los datos de Conaf indican que un tercio (33%) de los incendios en Chile son intencionales, mientras que el 64% son causados de forma accidental o negligente.
En la investigación en curso, uno de los fiscales precisó que al brigadista lo motivó el interés de ganar dinero trabajando horas extras durante los incendios. Estas conductas, pueden ser premeditadas y estar motivadas también por la rabia, la venganza o tener una personalidad antisocial.
“El trastorno se manifiesta en la tensión y el deseo incontrolable de provocar el fuego. Las personas con trastornos del control de impulsos tienen dificultades para regular sus emociones y comportamientos. La regulación emocional y conductual falla, lo que lleva a la incapacidad de inhibir el deseo de iniciar un incendio”, añadió Rasso.
Si bien las detenciones de estos presuntos responsables del megaincendio en Viña del Mar y Quilpué representan un avance en la investigación, también ponen de manifiesto la complejidad de las motivaciones detrás de los incendios provocados, que van más allá de la piromanía y pueden involucrar diferentes factores psicológicos y sociales.
“A diferencia de la conducta antisocial, que tiene otros motivos instrumentales o es usada para obtener consecuencias determinadas, el pirómano está centrado en la idea de iniciar el fuego sin considerar las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, pueden buscar espacios donde se inicien incendios o estar pendientes de los bomberos. Aunque se ha dicho que hay bomberos pirómanos, no necesariamente buscan actividades o labores asociadas al fuego, ya que pueden tener cualquier tipo de ocupación”, agregó la profesional.
Las personas que padecen piromanía pueden planificar con anticipación cómo generar un incendio, ya que están motivadas por el alivio o placer que les provoca el fuego. “No es solo un impulso momentáneo; a menudo dedican tiempo a prepararse para iniciar el fuego, lo cual puede tomar días. Siempre está presente la expectativa de satisfacer ese impulso y obtener gratificación o alivio al provocar el incendio”, finalizó Paulina Rasso.
NOTA: SELSO DANIEL GONZÁLEZ CÓRDOVA